Perón y el ambiente
Todos conocemos al Perón militar, al estadista, al impulsor de derechos laborales y al industrialista. Pero hay un Perón menos explorado que es el Perón ambientalista que aparece en los años ‘70 con el Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo y que luego se replica en el libro Modelo argentino para el desarrollo nacional. El mensaje de este Perón cobra más relevancia aún en la actualidad donde la política ambiental no es un lujo sino una necesidad.
En febrero de 1972 Perón participó de la Primera Cumbre para la Tierra en Estocolmo, una conferencia con representantes de 133 países y organismos gubernamentales y no gubernamentales. Allí dió su Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo, donde dice:
Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional. La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes políticos. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la autoridad que me da el haber sido precursor de la posición actual del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones de los científicos en la materia.
En Modelo argentino Perón profundiza en las críticas hacia la acción perjudicial del ser humano sobre el ambiente y cómo estos problemas se relacionan con la Doctrina Peronista:
Ya el hombre ha tomado conciencia de su capacidad para alterar el medio en que vive, como también del uso indebido del avance tecnológico respecto de dicho medio. El tema no es nuevo. La concientización mundial, sí. Factores tales como la polución, el sobrecultivo, la deforestación, la acumulación de desperdicios, entre otros, indican claramente el perjuicio que ocasionan a los seres vivos. […] El ser humano no puede ser concebido aisladamente del medio que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas. […] Todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con el de la justicia social, el de la soberanía política y de la independencia económica del Tercer Mundo y la distensión y la cooperación internacionales.
Panorama de la situación en los ‘70
Una de las críticas principales de Perón hacia la sociedad de ese momento, y que no ha hecho más que acentuarse hasta la actualidad, es el consumismo. En ese sentido dice:
Las mal llamadas “Sociedades de Consumo”, son, en realidad sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto, por el que el gasto produce lucro. […] No menos grave resulta el hecho de que los sistemas sociales de despilfarro de los países tecnológicamente más avanzados funcionen mediante el consumo de ingentes recursos naturales aportados por el Tercer Mundo.
El ejemplo de despilfarro que da Perón muestra lo adelantado que está a su época, al hablar de autos eléctricos que recién comenzaron a comercializarse en el siglo XXI.
Como ejemplo bastan los autos actuales que debieran haber sido reemplazados por otros con motores eléctricos, o el tóxico plomo que se agrega a las naftas simplemente para aumentar el pique de los mismos.
Perón se muestra muy crítico de la contaminación de los ambientes naturales. En sentido dice:
La creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades, es bien conocida, aunque muy poco se ha hecho para disminuirla. En cambio, todavía no existe un conocimiento mundialmente difundido acerca del problema planteado por el despilfarro de agua dulce, tanto para el consumo humano como para la agricultura. La liquidación de aguas profundas ya ha convertido en desiertos extensas zonas otrora fértiles del globo, y los ríos han pasado a ser desagües cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación. Al mismo tiempo la erosión provocada por el cultivo irracional o por la supresión de la vegetación natural se ha convertido en un problema mundial, y se pretende reemplazar con productos químicos el ciclo biológico del suelo, uno de los más complejos de la naturaleza.
Además, menciona con particular énfasis la degradación de los océanos:
Aparte de los efectos de la pesca excesiva, amplias zonas de los océanos, especialmente costeras, ya han sido convertidas en cementerios de peces y crustáceos, tanto por los desperdicios arrojados como por el petróleo involuntariamente derramado. Solo el petróleo liberado por los buques cisterna hundidos ha matado en la última década cerca de 600.000 millones de peces. Sin embargo seguimos arrojando al mar más desechos que nunca, perforamos miles de pozos petrolíferos en el mar o sus costas y ampliamos al infinito el tonelaje de los petróleos sin tomar medidas de protección de la fauna y flora marinas.
Otra de las preocupaciones de Perón pasa por cómo llevar adelante una política demográfica sostenible, ya que:
El número de seres humanos que puebla el planeta se ha duplicado en el último siglo y volverá a duplicarse para fines del actual o comienzos del próximo, de continuar la actual ”ratio” de crecimiento. De seguir por este camino, en el año 2500 cada ser humano dispondrá de un solo metro cuadrado sobre el planeta. […] Es indudable pues, que la humanidad necesita tener una política demográfica.
Qué hacer frente a este situación
Perón sostiene que para frenar el colapso ambiental es necesario que los dirigentes lleven adelante una “revolución mental” que implica comprender que “el hombre no puede reemplazar a la naturaleza”, que el “llamado al progreso debe tener un límite” y que incluso “habrá que renunciar a alguna de las comodidades que nos ha brindado la civilización”. Además menciona que se necesita modificar las estructuras sociales y productivas en el mundo porque el “lucro y el despilfarro no pueden seguir siendo el motor básico de sociedad alguna”. Como contrapartida considera que “la justicia social debe exigirse en la base de todo sistema” para dar prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionar el consumo de recursos naturales y disminuir al mínimo posible la contaminación ambiental.
Por último menciona cuál debe ser el lugar del Tercer Mundo en estos cambios. En este sentido resalta que estos países deben cuidar “los recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales” pero que esto solo no servirá de nada “si seguimos aferrados a métodos de desarrollo […] que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos”. Tampoco debe olvidarse que “el problema básico de la mayor parte de los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia social y de participación popular en la conducción de sus destinos”.
Referencias
- Perón, J. D. (2020). Modelo argentino para el proyecto nacional. Editorial Punto de Encuentro.
- Perón, J. D. (1972) Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo. https://www.pjbonaerense.org.ar/mensaje-a-los-pueblos-y-gobiernos-del-mundo/
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