Perón y la ciencia

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Durante el primer gobierno de Perón, a semejanza de lo que sucedió durante la posguerra en otros países, se comenzó a organizar el sistema nacional de ciencia y tecnología. En este sentido se destacan la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y de la Dirección Nacional de Investigaciones Técnicas (DNIT) en 1950, el Instituto Antártico Argentino y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CNICyT) en 1951 y el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA) en 1954. En este post no me interesa entrar en detalles sobre los avances científico-tecnológicos que se dieron durante los gobiernos de Perón (para eso están los excelentes libros de Hurtado y Feld) sino profundizar sobre su obra escrita para entender que es lo que pensaba sobre este tema.

En primer lugar, es importante resaltar que la política científica del primer peronismo estuvo más orientada a la técnica que a la ciencia, poniendo énfasis en la aplicación social, económica y militar del conocimiento. Para Perón la ciencia solo tenía sentido si servía para mejorar la vida del pueblo y era el Estado el que debía organizar sus tareas en ese sentido.

Los científicos opositores consideraban que los intentos del gobierno peronista de planificar la ciencia ponían en peligro la libertad de investigación, buscando subordinarla al Estado. La posición de este grupo era que la autonomía para elegir los temas de investigación y para trabajar era una condición necesaria para el desarrollo de la ciencia. El gobierno les responde a través del Segundo plan quinquenal donde dice:

El general Perón auspicia la investigación científica privada, de las universidades y del Estado, pero establece una condición que fue la que no comprendió ese sector de los investigadores técnicos y científicos, que es la ciencia al servicio del Pueblo, y que es la ciencia al servicio de los fines del gobierno, que, a fin de cuentas, no es más que una expresión del Pueblo sirviendo al Pueblo. En este plan de investigaciones técnicas, ahora que ha pasado un poco ya la resistencia de tantos seudoinvestigadores técnicos y científicos, firmantes de tantos manifiestos políticos en nombre de la ciencia, lo que quiere y lo que se pretende es que cumpla en este sentido, mediante la facilitación de ambientes propicios, todo lo que ha Perón ha querido en esta materia, para felicidad del Pueblo y al servicio del país. La independencia científica tiene, también el mismo sentido que hemos expuesto con respecto a la actividad cultural. Queremos formar nuestro propio capital científico y técnico. Esa es una expresión muchas veces repetida en las distintas afirmaciones de la Doctrina Peronista. La función social de la ciencia tiene también el mismo sentido que la función social de la cultura. La ciencia ha de servir al Pueblo. Este es otro pensamiento esencialmente peronista. La ciencia por la ciencia misma no tiene sentido. La ciencia como instrumento de felicidad de los demás, si lo tiene.

Los científicos agrupados en la Asociación Argentina para el Progreso de la Ciencia (AAPC) consideraban que el gobierno confundía ciencia con técnica y que el “criterio estrechamente utilitario” del segundo plan quinquenal llevaría a “resultados contraproducentes”. Existían dos modelos de política científica difíciles de conciliar: uno orientado a la ciencia básica y basado en la libertad y la autonomía académica; otro con eje en la tecnología y con la función social como objetivo.

Segundo plan quinquenal

Con el segundo plan quinquenal el gobierno busca organizar la actividad científica y técnica que hasta el momento viene desarrollándose de forma dispersa. El objetivo del plan en lo que respecta a ciencia y tecnología es:

[…] crear todas las condiciones necesarias a fin de que la ciencia y la técnica argentinas se desarrollen plenamente como instrumentos de la felicidad del Pueblo y de la grandeza de la Nación, contribuyendo asimismo al progreso universal.

quinque

El plan define una serie de objetivos generales y especiales que buscaba conseguir.

Objetivos generales

  • Función social de la ciencia y de la técnicas: se auspiciará las investigaciones en medida que cumplan con esta función social
  • Función social de los investigadores: se auspiciará su tarea en tanto sea útil al bien común
  • Conciencia científica y técnica: se promoverá la creación de una cultura nacional
  • Conducción de las investigaciones científica y técnicas: el Estado, por medio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, conducirá las investigaciones de centros públicos y las coordinará con las de centros privados
  • Asistencia técnica y económica: se prestará asistencia económica y técnica a los centros de investigación en función de que cumplan con la función social
  • Formación de investigadores: se auspiciará, promoverá y realizará la formación de investigadores y el estímulo a estudiantes
  • Investigaciones básicas: se auspiciarán las investigaciones básicas debido a que constituyen la base de las investigaciones técnicas y a que cada país debe contar con su propio capital científico
  • Investigaciones especiales para la planificación nacional y su desarrollo: el Estado las auspiciará como insumo para planes de gobierno

Objetivos especiales

  • Prioridades: se fijará un sistema de prioridades para las investigaciones científicas y técnicas
  • Servicio civil científico y técnico: se establecerá un escalafón único para el servicio civil científico y técnico, con características propias de selección, remuneración y ascensos
  • Organización de los investigadores científicos y técnicos: se auspiciará la organización nacional de los investigadores
  • Información científica y técnica: se creará el Centro Nacional de Documentación Científica y Técnica como servicio público para investigadores públicos y privados
  • Potencial científico y técnico: se practicarán censos destinados a conocer el potencial científico y técnico del país
  • Intercambio científico y técnico: se facilitará la realización de congresos, la publicación de trabajos científicos y el intercambio internacional
  • Agregados científicos y técnicos: en las embajadas argentinas en el exterior se crearán agregados científicos y técnicos con el fin de coordinar la tarea científica nacional con la de otros países
  • Investigaciones científicas y técnicas y política de fomento económico: todas las medidas de fomento económico que tome el Estado tendrán en cuenta el perfeccionamiento de la ciencia y la tecnología
  • Impuestos e investigaciones: los gastos que las empresas realicen en ciencia y tecnología serán deducibles de los impuestos

Muchos de estos objetivos no se cumplirían debido a la interrupción del mandato democrático por el golpe militar de 1955.

El plan tiene algunos puntos muy interesantes que luego fueron implementados durante diferentes gobiernos posteriores: la priorización de temas de investigación, el intercambio con el exterior y la posibilidad de que las empresas deduzcan impuestos por los gastos que realicen en I+D. Un punto que considero importante y que no ha podido ser implementado es el escalafón único para el personal científico y técnico, que unifique las condiciones laborales entre los diferentes entes del sistema.

Los salarios promedios del sistema científico-tecnológico en abril 2024 muestran una gran dispersión, con algunos entre los más altos (CONAE) y otros al fondo de la tabla (Instituto Nacional del Cáncer):

salarios Fuente: La Nación

El tercer Perón

En 1974, se publica de manera póstuma el último libro de Perón: Modelo argentino para el proyecto nacional donde busca sintetizar la doctrina del movimiento justicialista. Allí aborda diferentes temas que siguen siendo actuales al día de hoy como la comunidad organizada, el desarrollo económico, la ciencia y la tecnología, la ecología y la organización institucional.

Perón dedica varias páginas a hablar sobre el sistema científico-tecnológico. Sobre cuáles deben ser los objetivos del mismo dice:

Considero que el campo científico-tecnológico debe aportar conocimientos para: desarrollar una capacidad adecuada que permita disponer de suficiente poder nacional de decisión, pues cada sector de conocimiento contribuye a fortalecer este poder; tener disponible, en el momento preciso, la tecnología adecuada para lograr los mejores resultados en cada una de las actividades económicas; exportar tecnología con el máximo grado de complejidad posible; sustituir progresivamente la importación de tecnología, realizándola a niveles adecuadamente económicos; establecer los sectores de conocimiento necesario, para que sean asumidos por la sociedad, a fin de estar en condiciones de adoptar las pautas que se ajusten a su propia fisonomía; y alcanzar una conducta lo suficientemente prudente como para que nuestro país no sufra los mismos males del desarrollo tecnológico cuyas consecuencias estamos viendo en los países superdesarrollados.

Como vimos antes en el segundo plan quinquenal, Perón consideraba necesario centralizar la conducción del sector científico-tecnológico. Sobre esto decía:

La indispensable organización en este ámbito debe contar con un ente dotado de máximo nivel de decisión, tal vez un Ministerio de Ciencia y Tecnología, que asuma el control de conducción del sistema, que asegure una total unidad de inteligencia y de control nacional, que oriente y regule la oferta y la demanda de conocimientos científico-tecnológicos con cabal especialidad, y que sirva como fuente de información especializada.

La creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología se lograría recién más de 30 años después durante el primer gobierno de CFK.

Aunque algunos sectores caracterizan al peronismo como un partido «estatista», Perón se muestra a favor de la participación de privados en la financiación de la innovación: «Estado y sector privado deben volcar todos su esfuerzos en ese sentido, cada uno en la medida de sus posibilidades». Luego continúa hablando sobre cómo deber ser la inversión:

El gasto en investigación y desarrollo debe ser tan grande como jamás lo haya sido hasta ahora pero tan bien programado como para soslayar cualquier posibilidad de despilfarro. Deben aprenderse bien estos conceptos, pues son absolutamente esenciales: sin tecnología nacional no habrá una industria realmente argentina, y sin tal industria podrá existir crecimiento pero nunca desarrollo.

Ahí está la clave del modelo científico-tecnológico peronista: invertir para desarrollar nuestra propia tecnología dado que de otra manera nunca nos podremos desarrollar como país, y para esto debemos aumentar el gasto en I+D a niveles históricos pero bajo una planificación adecuada para evitar tirar plata a la basura. Sino desarrollamos nuestra tecnología se produce una dependencia de la tecnología extranjera tal como lo explica Perón:

Ciertos sectores de nuestra economía han dependido y aún dependen de la importación de tecnología extranjera. Tal dependencia constituye en alguna medida un aspecto particular de dominación. Eliminar totalmente la importación de tecnología no constituye un paso próximo a lograr, pero si debe ser reducida a lo estrictamente imprescindible. La sociedad que anhelamos para el futuro debe comprender que el problema científico-tecnológico está en el corazón de la conquista de la liberación. Sin base científico-tecnológica propia y suficiente, la liberación se hace imposible. El mundo es, en esta materia, cada vez más interdependiente, y nuestro potencial actual ya tiene la capacidad crítica necesaria para permitirnos una política nacional inteligente, que concentre ese potencial, lo trabaje con programas efectivos y unidad de criterio, y opere recíprocamente con todos los centros del mundo. Tiene que generalizarse también la idea de que la dependencia tecnológica es más difícil de revertir que la dependencia comercial o financiera. En lo comercial, pueden modificarse rápidamente estructuras, y en lo financiero, lograrse un cambio de financista.

Perón también resalta los principales problemas que existían en el sistema de CyT en 1974:

La comunidad científica argentina es todavía reducida con relación al ingreso por habitante que posee. La mitad del personal de investigación trabaja en ella solo por parte de su tiempo útil. La mayoría de los institutos son pequeños y no llegan a una capacidad de investigación tal que permita un verdadero trabajo interdisciplinario. Hay miles de proyectos en ejecución al mismo tiempo, lo cual, por un lado, hace que cada proyecto tarde demasiado en fructificar y, por el otro, dificulta la materialización de nuevos proyectos por falta de continuidad en los recursos. Los institutos están prácticamente concentrados en el área metropolitana y la pampeana. Además, la remuneración de los investigadores es tan limitada, que solo una vocación acendrada puede retener el talento en esta actividad. Me parece claro que no existe hasta el presente una política científica y tecnológica centralmente diseñada y de fácil realización. Tampoco se posee una base institucional suficientemente coherente como para lograr una necesaria centralización de conducción y descentralización de operación.

Cincuenta años después podemos decir que varios de estos problemas siguen existiendo: la comunidad científica aumentó en buena medida durante el siglo XXI pero aún está por debajo del promedio de los países desarrollados; los institutos siguen en gran medida concentrados en el área metropolitana y pampeana, aunque se han creado numerosos institutos en otras regiones; las remuneraciones siguen siendo bajas y sobre todo inestables, con períodos de bajas muy pronunciadas.

Otro párrafo que resuena especialmente en este presente en el que el gobierno desfinancia la actividad científica y manda a sus ejércitos de trolls virtuales a desprestigiar a los científicos es el siguiente:

Una primera tarea del sistema consiste en asegurar confianza perdurable a los científicos y técnicos. Esta confianza requiere la consideración, entre otros, de los siguientes aspectos: respeto a la tarea del hombre de ciencia y del técnico; adecuada estabilidad; reconocimiento social de su función; nivel de remuneración que retribuya dignamente su consagración y su esfuerzo y, sobre todo, que cree las condiciones que permitan su consagración plena a la disciplina que cultiva; medios de promoción según valores auténticos. Por último, será necesario realizar un equipamiento total, para que los largos esfuerzos puedan realizarse sostenidamente y hasta el completo logro de los fines propuestos.

Pasaron 50 años pero Perón proponía lo mismo que piden los científicos hoy: estabilidad laboral, remuneración digna, respeto y reconocimiento social.

Referencias

Hurtado, D. (2010). La ciencia argentina: un proyecto inconcluso: 1930-2000.

Perón, J. D. (2020). Modelo argentino para el proyecto nacional. Editorial Punto de Encuentro.

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