Lecturas sobre Mazzucato
Mariana Mazzucato es hoy una de las principales economistas heterodoxas. Su principal aporte ha sido mostrar como en muchos de los productos innovadores que producen las empresas privadas estuvo el Estado por detrás realizando contribuciones indispensables. En muchas de sus entrevistas habla de que el discurso económico progresista no puede quedarse solo en “repartir la torta” (porque eso tiene un limite) sino que tiene que proponer nuevas formas de crear riqueza. Sus propuestas se pueden encontrar en su siguiente libro, Mission Economy, donde propone utilizar una metodología basada en misiones (como la que llevó al hombre a la Luna) para generar innovaciones disruptivas.
El Estado emprendedor
Según la visión liberal de la economía las empresas privadas son las que realizan las innovaciones en la economía. Por esto consideran que la mejor política industrial y de innovación que puede tener un país es no tener ninguna. Simplemente bastaría con bajar los impuestos y las regulaciones para que los privados puedan desarrollarse. Sin embargo, en la práctica muchas veces las innovaciones privadas son subsidiadas por el Estado o se basan en investigaciones realizadas por el sector público. Por ejemplo, como veremos más adelante, la mayoría de las investigaciones biomédicas en EE.UU. son financiadas por el NIH, independientemente de si se realizan en una empresa privada o en un organismo público.
Ahora los invito a que intentemos un juego. Pensemos cuáles han sido las tecnologías que han cambiado nuestra vida durante los últimos 50 años. Internet, los nuevos fármacos, el GPS, las pantallas táctiles, probablemente vendrán a nuestra mente. Pero lo que quizás no es tan conocido es que la mayoría han tenido su origen en una investigación financiada por el Estado.
¿Por qué el Estado es el motor detrás de estas innovaciones? hay dos motivos centrales:
- Las investigaciones en ciencia básica y aplicada suelen necesitar de muchos años de trabajo
- La incertidumbre es muy alta (y por lo tanto el riesgo). Cuando se comienza una investigación es imposible saber cuál será el resultado. Por cada producto que llega al mercado hay decenas de miles que mueren en el camino. Incluso antes de nacer.
El capital privado no está dispuesto a afrontar un riesgo tan alto por lo cual recién entra en el proceso de innovación en la segunda o tercera etapa. Es por esto que el financiamiento de la investigación básica y aplicada en todo el mundo es realizado en gran medida por el Estado.
No es raro escuchar por estas redes que en EEUU la innovación es llevada adelante por el sector privado. ¿Es esto así? #spoileralert: NO. Veamos estos dos gráficos de Mazzucato sobre las fuentes de financiamiento en I&D en EEUU. El primero muestra el panorama cuando consideramos todo el proceso en forma global y el segundo cuando nos acotamos a lo que sucede en ciencia básica.
Esto refuerza lo que hablamos hasta ahora: hay un Estado que se encarga de financiar la investigación básica (más innovadora, más arriesgada) y un sector privado que acompaña financiando el desarrollo en las etapas finales y la comercialización.
Hasta aquí vimos una visión “macro” (si se me permite el término) de cómo funciona la política científica en innovación pero alguno de uds se puede estar preguntando ¿qué cosas concretas han salido de la investigación estatal? Veamos algunos ejemplos, que no intentan ser exhaustivos pero sí relevantes.
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Internet. Lo que conocemos ahora como internet tuvo sus primeros pasos en los años 60 con ARPANET en EEUU (creado por DARPA) y NPL network en Inglaterra (del Laboratorio Nacional de Física). Durante los siguientes años se extendió a universidades e instituciones científicas y recién a partir de los 90 comenzó a llegar al público general con la aparición de los proveedores privados (ISP). Internet solo definió la manera en la que se transfería la información de una computadora a otra pero lo que terminaría de hacerla popular sería la aparición de la web (páginas con textos, multimedia y links). Ésta también un origen gubernamental: el CERN (si, los del colisionador de hadrones).
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Google. Al hablar de internet probablemente se les vino Google a la cabeza. Este (ahora) gigante de la tecnología comenzó como un trabajo académico de Brin y Page (en ese momento estudiantes de Stanford) que fue financiado por las agencias estatales NSF, DARPA y NASA.
- iPhone. El dispositivo estrella de la última década no hubiera podido existir sin las decenas de tecnologías que desarrollaron las agencias estatales en EEUU (en especial las militares). Desde las baterías de litio hasta las pantallas multi-táctiles, pasando por el GPS y los microprocesadores.
El origen de las partes del iPhone (Mazzucato, 2013).
- Farmas ¿Quién es el actor fundamental de la innovación en la industria farmaceútica y biotecnológica? Si, adivinaste, es el Estado. En EEUU la mayor fuente de financiamiento de estas investigaciones es el NIH, que ha visto aumentar su presupuesto año a año independientemente del gobierno de turno. Desde 1930 han invertido casi 900 mil millones de dólares. El 75% de las drogas innovadoras (NME, new molecular entities) que se patentan en EEUU tienen su origen en investigaciones financiadas por el NIH. Y esto se está profundizando con el tiempo: si miramos solo el período 2010-2016 el porcentaje sube al 100%. Si las farmas no innovan ¿en qué invierten? bueno, en gran medida, en marketing. Y cuando se dedican a investigar suelen poner más énfasis en drogas “me too” (variaciones de otras existentes) que en NME.
A modo de reflexión personal final: el Estado es un actor clave en la innovación al sostener en el tiempo líneas de investigación y empujar la frontera de la ciencia a través de la financiación de trabajos con pronóstico incierto. El sector privado también cumple un rol importante, al contribuir en las etapas avanzadas del proceso de desarrollo y realizar la comercialización de los productos. La falsa dicotomía público vs privado no se sostiene en ningún pais serio del mundo, es la sinergia entre ambos lo que da los mejores resultados. No está de más decir que la innovación no es, ni debe ser, el único fin de la ciencia y que el único garante de que se estudien temas que no tienen un fin económico (al menos inmediato) es el Estado.
Misión economía
En 2021, Mazzucato publicó el libro Misión economía donde propone un enfoque “basado en misiones” en el que se coordinan a gran escala los esfuerzos estatales y privados con un objetivo concreto en mente.
La idea se inspira en el programa Apollo, con el que Kennedy anunció que Estados Unidos llegaría a la luna en los años ‘60. Este programa costó 283 mil millones de dólares (a precios de 2020) e involucró a 400 mil trabajadores de la NASA, universidades y contratistas. El alunizaje, dice Mazzucato, fue un gran ejercicio de resolución de problemas, con el sector público liderando y trabajando en conjunto con empresas —pequeñas, medianas y grandes— en cientos de problemas individuales. Hubo varias claves que hicieron exitoso a este proyecto:
- Un liderazgo con una visión clara y dispuesto a tomar riesgos
- Innovación y apertura a la experimentación
- Agilidad y flexibilidad organizacional: buena comunicación vertical y horizontal, no solo dentro de la NASA sino también con los contratistas
- La evaluación del costo debe basarse en los resultados integrales: Apollo costó 283 mil millones pero permitió crear nuevas tecnologías que a su vez crearon nuevas empresas y mercados. En comparación costó solo un 10% de lo que costaron las invasiones a Irak y Afganistán.
- Los privados y el Estado asociados con un propósito común: la NASA diseñó los contratos de forma de trabajar con empresas confiables y probadas pero sin descuidar la competencia. Los contratos se diseñaron de manera de ser claros en sus objetivos pero permitiendo libertad en la forma de alcanzarlos.
El programa Apollo generó innovaciones técnicas y organizacionales que tuvieron un gran impacto y sin las cuales no existirían tecnologías modernas como:
- las cámaras de celulares, los cristales antirayas, la tomografía computada, los LEDs, zapatillas deportivas, sistemas de purificación de agua, aspiradoras, auriculares inalámbricos, la computadora portátil y el mouse, entre otros.
- métodos de management para descomponer problemas complejos en paquetes más pequeños, que fueron usados luego por Boeing para construir el 747.
Mazzucato sostiene que este enfoque “basado en misiones”, donde los sectores público y privado cooperan para resolver problemas sociales claves, es más necesario que nunca. Esto implica descomponer los grandes desafíos del presente en misiones con objetivos claros, definiendo los proyectos concretos y los sectores que participarán con aportes innovadores.
En este sentido la agenda 2030 de metas de desarrollo sustentable de la ONU (no, no es para nada terrible como piensan los conspiranoicos), plantea una serie de desafíos que podrían ser abordados mediante el enfoque de misiones.
Tomando por ejemplo el desafío sobre movilidad podemos descomponerlo en misiones. Una misión de este tipo implica innovaciones en múltiples áreas.
El enfoque basado en misiones en Argentina
Argentina cuenta con algunos ejemplos de innovaciones orientadas por misiones, especialmente en el sector nuclear y satelital.
En el primer caso podemos nombrar el proyecto del rector CAREM, un reactor nuclear modular de baja potencia que se encuentra entre los más avanzados en su desarrollo en el mundo. El desafío que viene a resolver es el de brindar energía a regiones aisladas, polos industriales o plantas de desalinización de agua. El proyecto es llevado adelante por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) e INVAP, una empresa pública de alta tecnología. Como contratistas externos participan un total de 1400 empresas privadas.
En el sector satelital tenemos el caso de los satélites geoestacionarios ARSAT 1 y 2. El desafío que orientó este proyecto fue la necesidad de brindar servicios de comunicación satelital en el territorio argentino. El desarrollo fue llevado adelante por INVAP y los satélites son operados por la también estatal ARSAT. La construcción de diversos elementos del satélite fue adjudicada a empresas reconocidas del sector como Astrium, Thales Alenia Space y Honeywell. En el espacio sobrante del ARSAT-1 se incluyeron cargas científicas financiadas por CONICET: un instrumento para medir electrones, protones y alfas cargadas, una medida de fluorescencia atmosférica desde una órbita geoestacionaria y un estudio sobre la degradación de las células solares.
Por último podemos citar lo sucedido durante la pandemia de COVID-19 en nuestro país. En marzo de 2020 se creó la Unidad Coronavirus, integrada por el MinCyT, CONICET y la Agencia I+D+i, con el fin de llevar adelante proyectos de investigación y desarrollo tecnológico con capacidad de dar respuesta a la pandemia de COVID-19 en el país. En este sentido se realizó la convocatoria de Ideas Proyecto (IP) con el objetivo de mejorar la capacidad nacional de respuesta a la pandemia en la Argentina. De esta convocatoria surgieron los tests moleculares rápidos Neokit-Covid-19 y Ela-Chemstrip,45 los tests serológicos COVIDAR IgG67 y COVIDAR IgM89, el tapabocas Atom-Protect y la vacuna ArVac Cecilia Grierson. También se realizó una convocatoria a Empresas de Base Tecnológica destinada a construir nuevas capacidades y brindar soluciones tecnológicas, una orientada a las ciencias sociales y humanas para pensar la pospandamia y una última sobre Hábitats Emergentes para diseñar viviendas con eficiencia ambiental que pudieran construirse en situaciones de emergencia.
Referencias
- Mazzucato, M. (2014). El Estado emprendedor. Mitos del sector público frente al sector privado. Barcelona: RBA.
- Mazzucato, M. (2021). Mission economy: A moonshot guide to changing capitalism. Penguin UK.
- El Cronista, https://www.cronista.com/negocios/el-sueno-nuclear-argentino-vuelve-en-formato-pequeno-y-con-destino-de-exportacion/
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