Margaret Oakley Dayhoff, la madre de la bioinformática

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Margaret se graduó con honores en matemáticas y luego realizó un doctorado en química. Tras doctorarse comenzó a trabajar en la Asoc. Nac. para la Investigación Biomédica en Estados Unidos buscando la forma de aplicar la entonces novedosa computación en problemas biológicos.

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En ese momento (los ‘60) programar era algo muy diferente a lo que conocemos hoy, basta ver ejemplos como el de la película Hidden Figures. Las computadoras ocupaban habitaciones enteras y se usaban tarjetas perforadas.

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El problema que Margaret quería resolver era el de sistematizar los datos de biología molecular que se habían generado en los años anteriores. Desde que Frederick Sanger logró obtener la secuencia de la insulina habían salido muchos trabajos con secuencias de diferentes proteínas. Esa información estaba desperdigada en miles de papers que en ese momento pre-internet existían solo en papel. Margaret recolectó las secuencias y lo que se sabía sobre su función y armó la primera base de datos biológica: el Atlas de Secuencias y Estructuras Proteicas (hoy PIR). Con el tiempo fue agregando funcionalidades, como métodos de análisis que se podían aplicar sobre los datos recolectados.

Hasta el día de hoy las bases de datos de secuencias son los pilares en los que se sustenta la bioinformática. Sin ellas muchas de las cosas que hacemos a diario serían imposibles.

En su momento no fue recibido así, claro. Los biólogos de renombre (como Sanger) eran escépticos de la “biología teórica” (o biología computacional, como le decimos ahora). El hecho de que fuera un equipo de mujeres liderado por una mujer seguro tuvo también que ver en esto.

¿Cómo terminó esta historia? Cuando el potencial de la biología computacional ya era más que obvio, el gobierno de Estados Unidos llamó a una licitación para desarrollar una base de datos de secuencias, que hoy es conocida como GenBank.

Margaret se presentó pero no ganó a pesar de ser la única con experiencia comprobable en el tema (nadie más había hecho una base de datos de ese tipo hasta ese momento). El ganador fue el equipo de Walter Goad en Los Álamos.

¿Y Margaret? Nunca consiguió financiamiento para su base de datos y tuvo que bancarla a pulmón recurriendo a subscripciones. La base de datos existe hasta el día de hoy bajo el nombre PIR.

Referencias

  • Gonzalez, G., Uran Landaburu, L., Palopoli, N., Banchero, M., Bustamante, J. P., Lanzarotti, E., Revuelta, M. V., Teppa, E., Zea, D. J., & Stocchi, N. (2022). Vida. exe: Desafíos y aventuras de la bioinformática. Fondo de Cultura Económica Argentina.

Originalmente publicado como hilo de Twitter.

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